La historia del estudiante de Duoc UC Valparaíso que es parte del equipo a cargo de la restauración de la Cruz del Altar de la Capilla de Villa Independencia
Una cruz dañada por el fuego, un legado artístico que une generaciones y un estudiante que, a través del arte del vitral, se convierte en vínculo vivo entre pasado, presente y futuro.
La Carrera de Restauración de Bienes Patrimoniales de Duoc UC Sede Valparaíso recibió a la comunidad de Villa Independencia, de Achupallas, para darles a conocer los avances en la restauración de la Cruz del Altar de la Capilla Jesús Sacramentado, dañada por el devastador incendio que afectó a ese sector de Viña del Mar en febrero de 2024.
La cruz, esculpida a fines de los años 80 por la destacada artista María Martner, es una obra cargada de simbolismo y memoria. Su estructura combina vitrales con imágenes que representaban a la familia, una ronda de niños, oficios tradicionales y elementos como un volantín —alegorías del contexto social, económico y político del país en esa época—, además de piedras extraídas de la región como cuarzo, jaspe, escoria de fundición y lapislázuli que con sus colores muestran un cristo crucificado y pasajes de la ciudad de Valparaíso. Todo ensamblado con una estructura metálica que sostiene los elementos de esta cruz en forma de retablo moderno.
Entre el equipo multidisciplinario que lidera esta intervención —compuesto por estudiantes, titulados y docentes de la carrera— y que involucra a la comunidad de Achupallas y los herederos de la artista – tanto su hija Cecilia como algunas de sus discípulas- destaca Diego Villar, estudiante de segundo año con más de ocho años de experiencia en el arte del vitral, desde su taller Villa Sáez.
Su participación no solo ha sido clave desde lo técnico, sino también desde lo simbólico: “Trabajar sobre una obra de María Martner, guiado por su discípula y con vidrios de la época, ha sido una experiencia transformadora. Comprendí no solo la técnica, sino también el alma de esta cruz”.
Diego aprendió el oficio de Pilar Argandoña, quien fue discípula directa de Martner en la Escuela El Crisol. Esa línea de transmisión artesanal —de maestra a discípula, y de discípula a estudiante— es hoy parte viva de esta restauración.
El proceso ha sido exigente. La obra enfrentó severos daños estructurales por el incendio, y restaurarla implica sortear no solo desafíos técnicos y logísticos, sino también comprender el contexto histórico y emocional de la pieza. Como relata Diego, “mostrar estos avances a la comunidad es devolverles un símbolo que los une, pero también es un acto de homenaje: intentamos rescatar una obra de una referente del arte nacional, con materiales originales y el mismo espíritu con el que fue creada”.
Más que una intervención técnica, esta restauración ha sido una lección viva de cómo el arte, la educación y la comunidad pueden entrelazarse para sanar heridas y proyectar futuro. La experiencia formativa de Diego y sus otros compañeros: Katia Bacchi, quien fue clave para tomar contacto con los familiares de Martner y tanto otros que aportan en el proceso mientras completan su formación; el apoyo de titulados, antiguos pasantes del Centro Latinoamericano del Vitral, la guía de sus docentes —restauradores en ejercicio— y el compromiso del equipo multidisciplinario han permitido abrir una ventana no solo al oficio, sino a la historia y su permanencia.
La reconstrucción de los vitrales ya se encuentra finalizada, quedando pendiente su instalación. Actualmente, los trabajos se concentran en la restauración de las piedras, cuyas tonalidades originales resultaron alteradas por el fuego. Además, el daño se suma a deterioros preexistentes, lo que vuelve especialmente delicada esta fase, considerando que, junto con el metal, son los únicos elementos originales que conserva la Cruz.
Cada vitral recompuesto, cada piedra recuperada, es una promesa de continuidad y un acto de memoria. La Cruz del Altar, más que una pieza patrimonial, es hoy emblema de resiliencia, identidad y reconstrucción para una comunidad que, como ella, sigue en pie, concluye el estudiante.