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21 de septiembre de 2023

Septiembre el mes de las dietas: El peligro de las dietas de shock post Fiestas Patrias

Septiembre es el mes en el que comienza la preocupación por lucir una figura esbelta para el verano. Aumentan las dietas, las visitas al gimnasio y toda actividad que permita bajar esos kilos de más.

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Septiembre es el mes en el que comienza la preocupación por lucir una figura esbelta para el verano. Aumentan las dietas, las visitas al gimnasio y toda actividad que permita bajar esos kilos de más producto del invierno, del sedentarismo y de las comidas calóricas. Sin embargo, el apuro por perder peso hace que las persona recurran a dietas que ponen en riesgo su salud. El ayuno prolongado o extremo, la dieta cetogénica sin supervisión, dietas détox, el consumo de vinagre de manzana o la dieta del aire, son algunas de las más recurrentes.

​Para la doctora Magdalena Farias, médico nutrióloga, especialista en nutrición clínica, estas dietas que prometen una baja de peso exprés son un engaño. “Cuando sometes el cuerpo a una restricción o ayuno prolongado empieza a generar ciertas adaptaciones. Si bien pueden se puede perder una parte de tejido adiposo, también puede perder masa muscular, deshidratarse, generar alteraciones a nivel de los electrolitos plasmáticos, cefaleas, constipación, alteraciones del sueño, de la vigilia y del estado de ánimo. En el fondo, es una trampa porque todas estas dietas tienen efecto rebote”.

​Por su parte la doctora María Paz Bizama, magíster en nutrición y diplomada en trastornos de conducta alimentaria, de NUclinic, clínica BUPA Santiago y Hospital Dipreca, explica que estas dietas pueden llevar a trastornos alimenticios complejos. “Si nos centramos sólo en el objetivo de perder peso, y no en buscar un resultado paulatino y a largo plazo, podríamos desarrollar una mala relación con la comida, tendiendo a “demonizar” ciertos alimentos, o priorizando la idea de seguir la dieta restrictiva. Eso podría gatillar un descontrol, cuadros de ansiedad y riesgo de trastornos de la conducta alimentaria como, por ejemplo, el trastorno por atracón o bulimia nerviosa”.

​La doctora Bizama explica que el efecto rebote sucede porque el cerebro humano interpreta la pérdida de peso como un ataque, o una señal de alerta roja. “Codifica la dieta como si en el exterior hubiese una hambruna, una guerra. Esto ocurre porque el mayor miedo del cerebro humano es a morir de inanición, y al realizar la restricción calórica brusca, teme que la vida esté en peligro. Por esta razón se desencadenan una cascada de reacciones metabólicas que ralentizan el gasto calórico o la tasa metabólica basal. Con esto, el cuerpo gasta menos calorías y se tiende a la reganancia de peso. Es como si el cerebro estuviera feliz al tener sobrepeso porque tiene las “despensas llenas de reservas energéticas” y la posibilidad de inanición y de muerte es menor”.

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