27 de agosto de 2023
El caso fue descubierto por la doctora Pamela Thomson, directora del Laboratorio de Microbiología Clínica y Microbioma (MCM) de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Andrés Bello.
Para estar alerta, la microbióloga señaló que, como síntomas, “las lesiones se extienden por todo el cuerpo, pueden destruir el tabique nasal, afectar el sistema respiratorio y los nódulos linfáticos”.
“Los felinos pierden peso en forma acentuada, se decaen, pudiendo incluso morir”, agregó. Mientras que, en el caso de las personas, los síntomas son similares e incluso se puede llegar a afectar al sistema linfático y así atacar ojos, nariz y pulmones.
ORIGEN
S. brasiliensis era prácticamente desconocido en la década de los 90, hasta que se empezaron a reportar los primeros casos en Río de Janeiro, Brasil. Con los años, se ha expandido otros países sudamericanos como Uruguay y Argentina. Suele habitar en suelos y materia orgánica para, desde ahí, entrar a la piel a través de cortes, raspaduras o pinchazos.
Los gatos suelen almacenar este hongo en sus garras y pueden transmitirlo por medio de rasguños, también, a través de mordidas, estornudos, y secreciones nasales y oculares.
PREVENCIÓN
El llamado es “a la tenencia responsable de mascotas”. Además, aconseja: “Si sospechamos de una lesión, acudir inmediatamente al médico veterinario, evitar el contacto directo con felinos infectados, especialmente con sus heridas, y utilizar guantes y mascarilla al limpiar el arenero”. Y por último, “esterilizar a gatos a temprana edad y mantenerlos con una conducta dentro de casa”.
La especialista advierte que "la experiencia en Brasil muestra que, una vez que se establece en una zona geográfica, este agente puede propagarse ampliamente”.