Red Noticias V Región

9 de junio de 2024

Crónica de una muerte que sigue doliendo: El caso de la pequeña Mía Olivares García

​En el cementerio parroquial de Algarrobo, los padres de la guagüita junto a un centenar de personas, entre sus familiares, amigos, algunos parlamentarios y personas que llegaron a apoyarlos, realizaron una emotiva ceremonia en homenaje al primer año del fallecimiento de la pequeña que murió en el hospital de San Antonio esperando una cama para recibir las atenciones médicas que necesitaba.

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Crónica de una muerte que sigue doliendo: El caso de la pequeña Mía OlivaresEn el cementerio parroquial de Algarrobo, los padres de la guagüita junto a un centenar de personas, entre sus familiares, amigos, algunos parlamentarios y personas que llegaron a apoyarlos, realizaron una emotiva ceremonia en homenaje al primer año del fallecimiento de la pequeña que murió en el hospital de San Antonio esperando una cama para recibir las atenciones médicas que necesitaba.Los globos blancos que volaron hacia el cielo oscuro de la tarde noche del jueves se convirtieron en el símbolo que selló un año de tristeza, mientras la tenue luz de las velas iluminaba el rostro compungido de Nicolás y Nicol, los padres de Mía Olivares. Llegaron al Cementerio Parroquial de Algarrobo rodeados del cariño de sus familias, amigos y algunos parlamentarios que acompañaron el momento para “dejar partir” a la pequeña que murió en el Hospital San Antonio el 6 de junio del año pasado.

Mía Adriana Olivares García falleció en el hospital Claudio Vicuña justo el día que cumplía tres meses, el 6 de junio de 2023, y su partida sigue doliendo en el corazón, el alma y el cuerpo de sus padres, Nicolás y Nicol, que a lo largo de un año han emprendido una lucha en búsqueda de justicia que duele tanto como agota.

​Mía falleció en el Hospital San Antonio por una neumonía, causada por el virus sincicial, mientras esperaba ser trasladada a una cama crítica. Todo lo que se sabe hasta ahora es que la gestión de su traslado a un centro asistencial de mayor complejidad estuvo cruzada por errores que confabularon contra las posibilidades que la pequeña tuvo para salvarse.

​El silencio que corta las frases de sus padres, el silencio largo después de articular un argumento, el silencio que ahoga el llanto que esta madre tiene a flor de piel, porque ni los días, ni las semanas, ni los meses, ni el año transcurrido desde la muerte de su niñita pueden mitigar su tristeza.

​Ha pasado un año de este hecho que estremeció al país, abrió investigaciones, sumarios procesos y que mantiene causas judiciales abiertas. Un año de dolor para una familia desgarrada, que espera recordar a Mía, con la esperanza de encontrar en los tribunales las respuestas que el sistema de salud en su momento les negó.

​En enero de este año se conoció el informe de la auditoría realizada a los procedimientos implementados en su atención, el cual arrojó serias “debilidades y falta de control”. La auditoría entregó un detallado informe cronológico de su atención y de los pasos que siguió el equipo médico. En este sentido, el informe indica que “se evidencia falta de oportunidad en la solicitud de cama crítica pediátrica desde el hospital”.

​Claro que ninguna auditoría, ninguna sentencia, ninguna explicación sanará el corazón de estos padres, arañado de manera irreparable por la indolencia de un sistema que no fue capaz de auxiliar a Mía, cuyo recuerdo sigue vigente en los globos blancos que cruzan el cielo oscuro de junio, tanto como en la tenue llama que abrazan sus padres para que su guagüita tenga justicia. Aunque duela para siempre, que tenga justicia.



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