11 de agosto de 2023
En un imponente despliegue de unidad y determinación unas mil personas se congregaron para llevar a cabo una masiva marcha que reunió a los habitantes de los campamentos de San Antonio contra la Ley de Usurpación y el eventual desalojo que ordenó la Corte de Apelaciones de Valparaíso.
Las tomas del Cerro Centinela, Pelancura, Placilla y el Macro Campamento Aguas Saladas lideraron esta histórica manifestación que partió en la plaza de San Antonio y desde ahí se desplegaron por la avenida Barros Luco, dirigiéndose hacia la Delegación Presidencial en la plaza de Barrancas donde entregaron una carta al Gobierno en la que fijaron su posición de rechazo a la tramitación de la Ley de Usurpación, la cual castiga con cárcel la toma de terrenos. También expresaron su oposición al desalojo del campamento del Cerro Centinela, que fue dictaminado por la Corte de Apelaciones de Valparaíso a principios de julio pasado.
Al culminar la marcha, Elizabeth Navarro, vocera de los manifestantes, enfatizó la urgencia de la situación. Frente a la Delegación Presidencial, declaró: "Estamos esperando que el Gobierno se haga presente en esto, porque nosotros no vamos a descansar hasta que el Gobierno se pronuncie". Navarro subrayó la preocupante perspectiva de miles de familias desplazadas y resaltó la necesidad de una respuesta concreta del presidente Boric y su administración.
En esta crítica coyuntura, la dirigenta argumentó que "la culpa no es de la gente de la toma, la culpa de que ellos no tengan solución habitacional es del Gobierno. La culpa de que nosotros estemos aquí sin vivir dignamente es del Gobierno". Con pasión, Navarro exhortó al Gobierno a tomar medidas concretas y aportar soluciones para asegurar la dignidad y el bienestar de estas comunidades vulnerables.
La determinación y la valentía que animan a los manifestantes son palpables en cada paso de esta marcha histórica. La pelota está ahora en la cancha del Gobierno, y la respuesta que brinde definirá no solo el destino de estas familias, sino también el futuro de la ciudad y su cohesión social.
El tiempo apremia, y la voz de los miles de afectados resuena con fuerza: no descansarán hasta que la respuesta llegue y las garantías para una vida digna sean aseguradas.
Informe de Juan Olivares